Cómics que merecen la pena

El árabe del futuro

En primera instancia, El árabe del futuro es la historia de la infancia de Sattouf, con las particularidades propias de ser hijo de una mujer bretona y un hombre sirio, en viaje constante entre Francia, Libia y Siria. El choque cultural está implícito, y lo vemos en las reacciones de la madre, sobre todo, pero no se subraya porque el punto de vista infantil no se ve afectado: para el pequeño Riad, los tres países son parte de la misma mitología infantil. Este punto es, sencillamente, fantástico. Sattouf refleja esa capacidad de maravilla infinita que tiene un niño pequeño, que construye su mundo sin diferenciar aún del todo bien la realidad de la ficción, porque el lenguaje aún no ha fijado esas convenciones -por ejemplo, al escuchar a su madre llamar "dios" a Brassens, ya siempre se imaginará con su cara al dios cristiano-. Pero no se carga de ñoñería ni idealiza la mentalidad infantil, como tantas veces sucede. No es una Arcadia feliz, aunque haya muchos buenos momentos. También hay crueldad, dolor y miedo, porque la infancia es todo eso y sólo la mirada nostálgica y edulcorante del adulto se olvida de lo malo y sobrevalora lo bueno.